Durante años pusimos el foco en el largo del pelo: más brillo, más suavidad, menos frizz. Pero el verdadero secreto de un cabello sano siempre estuvo un poco más arriba. Hoy, la tendencia es clara: el cuero cabelludo es la nueva piel y su cuidado se consolida como una de las categorías beauty con mayor crecimiento.
Así como la piel del rostro necesita limpieza, exfoliación e hidratación, el cuero cabelludo también. Cuando está equilibrado, el pelo crece más fuerte, más resistente y con mejor textura. No se trata solo de estética: hablamos de bienestar y de una rutina más consciente, desde la raíz.
¿Por qué cuidar el cuero cabelludo?
El cuero cabelludo es piel: respira, produce sebo, acumula residuos y envejece. Pero hasta hace poco nadie le prestaba atención. “Resulta clave incorporar tratamientos desde la raíz para mantenerlo hidratado, sobre todo en temporadas en las que está más expuesto al sol”, señala Max Jara, estilista y experto en cuidado capilar, quien recomienda productos específicos que protejan su salud, tanto para quienes usan extensiones o tienen el cabello coloreado como para quienes buscan prevenir el daño estacional.
El cuidado del cuero cabelludo dejó de ser algo “dermatológico” o de emergencia. Es tendencias, es bienestar, y es parte de una rutina de belleza más consciente. "Una piel sana sostiene un pelo sano. Y el mercado ya está respondiendo con productos de alta tecnología, ingredientes nobles y fórmulas inteligentes. Este verano (y todos los que vienen): la clave está en la raíz", asegura Max.
¿De qué se trata el scalp care? Es el cuidado dirigido a la “piel de la cabeza” que busca mantener el cuero cabelludo sano y equilibrado para un cabello más fuerte.
El sol también daña el pelo (y más de lo que imaginás)
El verano trae consigo mar, pileta, humedad y temperaturas altas. Pero el gran enemigo invisible sigue siendo la radiación UV. Según la Dra. Vanina Gegdyszman (MN 144999), médica dermatóloga tricóloga para Vichy, el daño solar se puede detectar claramente:
“En la fibra capilar, lo primero que aparece es ese ‘aclaramiento’ desigual, como mechas más claras que no estaban ahí. Es el equivalente a la quemadura solar en la piel, pero en versión capilar. También se vuelve más áspero, con más frizz, puntas abiertas y un brillo apagado”.
La radiación UV altera la fibra capilar en tres niveles: degrada progresivamente la película lipídica (la capa protectora), pierde su capacidad impermeable y, sin defensa, los rayos penetran más profundamente causando daños estructurales.
“La UVB daña proteínas de superficie, mientras que la UVA penetra más profundo en la corteza. Esa combinación impacta en brillo, elasticidad y resistencia”, explica la